Año
tras año vemos cómo modas pasadas vuelven a nuestras vidas. Una de ellas es la
era pop. Está en todas partes: en la ropa, el cine, la música, los accesorios
y, cómo no, en la decoración. Colores chillones, estampados psicodélicos,
muebles curvilíneos, y un sinfín de complementos retro nos invaden para crear
un mundo de color con una estética juvenil y desenfadada.
El estilo pop se
basó en la obsesión por los elementos “populares”, conocidos por todos gracias
a la cultura de masas y las comunicaciones
Conseguir una
decoración pop resulta muy sencillo, tan sólo debemos tener en cuenta las
premisas del estilo y adaptarlas a nuestros gustos y necesidades usando nuestra
imaginación.
En este estilo, los
muebles se caracterizan por su diseño curvilíneo, estilizado, de formas
redondeadas, adaptables y funcionales. Además son principalmente de
madera, metal y plástico, éste último, un material protagonista
de este estilo.
En las paredes, el papel
pintado y los vinilos con motivos sesenteros, los estampados de flores y
las figuras geométricas combinados
con tonos fuertes y llamativos, para darle ese toque alegre que denota el
estilo pop.
Obviamente, para
aquellos que no quieran complicarse tanto, siempre nos quedarán los cuadros y láminas de
pop art, del estilo de Andy Warhol y Roy Lichtenstein: las
famosas latas de Campbell, las Marilyn, las viñetas de cómic…, o pósters
de series, dibujos, grupos musicales y películas de la época.
Conseguir una
decoración pop puede ser tan sencillo como saber
combinar complementos. No hace falta que cambiemos el
mobiliario entero de la casa, simplemente, podemos optar por colocar accesorios retro para darle ambiente.
Rescatar objetos antiguos de familiares o anticuarios puede llegar a
ser realmente divertido y no tiene por qué resultar caro. Lámparas, espejos, tocadiscos, teléfonos, jarrones, platos,
pufs o alfombras de pelo largo son algunos de los elementos que nos ayudarán a
darle un aire pop a
la estancia sin mucho esfuerzo.